martes, 29 de abril de 2008

Manantial de Luz...

“Una vez el pintor el Greco estaba en su casa, encerrado en la oscuridad, pero se encontraba experimentando un particular estado de felicidad y plenitud. En ese momento un amigo viene a buscarlo. Lo ve y le dice: ¿qué haces aquí encerrado? Afuera hace un día espectacular, con un sol espléndido, ¿por qué no sales? Y él le respondió: no quiero que nada me perturbe la luz interior que hay en mí, en este instante”.

Cuando está presente esa luz, no nos es necesario depender de lugares, circunstancias o cosas. Es verdad que esta sensación no ocurre a menudo, pero significa una prueba de la realidad espiritual más allá de todo factor externo. Es la luz de la luz; energía que fluye como las aguas de un río que desembocan hacia el mar. Sin embargo, cuando nos dejamos hundir en la oscuridad, la luz interior deja de correr rápidamente, y se transforma en un lago de aguas estancadas donde no emana la renovación, ni el acercamiento a lo Supremo.

Existe un método que para aprender a vivir mejor con los retos y las dificultades de la vida, para descubrir la luz entre las tinieblas y para curarnos a nosotros mismos, como a nuestros seres queridos. Solamente debemos estar dispuestos a no desviarnos, ni a rehuir de las sombras de nuestra vida, sino que orientarnos hacia ellas. Afrontar el desafío de rechazar nuestros temores, depresión y soledad es el primer paso para abrir caminos hacia la claridad. La oscuridad no es nuestro adversario, sino el miedo de renunciar a esta.

Es en la luz del propio interior, donde se encuentra el despertar de la intuición, la serenidad, la felicidad, el poder de ampliar nuestra percepción; en fin creo que encontrar un estado de equilibrio psicofísico sucede, cuando estamos conectados con lo que es real valor y preciso en la vida.

En ese estado de tranquilidad empezamos a comprender que la paz no es lo contrario del reto y dificultad. No obstante ésta se encuentra no por ausencia de desafíos, sino por nuestra propia capacidad de tratar las dificultades sin juzgarlas, prejuzgarlas, ni resistirnos hacia ellas. Así, descubriremos que tenemos la fuerza, energía y fe para abatir todos los obstáculos, pero sólo poniendo nuestro pensamientos en lo positivo.



Les dejo un poema para la reflexión:
Manantial de Luz.

Manantial de luz, que alumbra las secretas angustias del corazón,
Cuando llegas despiertas una desconocida pasión,
Y ya no es la que ansía poseer y aferrar,
Tan sólo quiere dar, soltar, volar.

¡Qué extraño!
El cielo abre sus puertas y la tierra se queda quieta.

Lagrimas con gusto a sal.
Como perlas entre el sol
El alma lo entendió.
El dolor quedo atrás.

Manantial de Luz.
La soledad encontró su compañía en Dios.

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